El gato doméstico (Felis catus) se encuentra cada vez más presente en nuestras vidas. Apreciado por muchos por su independencia, aspecto físico y/o habilidades de cazador innato, se estima que en 2019 había en torno a los 3,8 millones de gatos repartidos en el 11% de los hogares españoles.1 Sin embargo, este número es mucho mayor si se incluyen los individuos callejeros que viven en colonias y los completamente asilvestrados, de los cuales, a día de hoy, no se tiene una estima real de su número.
Mientras que los gatos domésticos caseros mantenidos en el interior de la vivienda no suponen ningún problema, numerosos estudios por todo el mundo han evidenciado cómo los gatos domésticos en libertad pueden entrar en conflicto con la conservación de la biodiversidad. Ya sea porque sus dueños les permiten cierta libertad en sus salidas o porque no tienen dueño y viven en la calle, los gatos domésticos pueden llegar a: (1) competir con otras especies por los recursos, (2) ejercer una presión de depredación sobre la fauna autóctona, (3) ser vectores en la transmisión de enfermedades tanto hacia las personas como hacia otras especies, y (4) hibridar con otras especies de felinos como el gato montés (Felis silvestris). Sin embargo, el impacto real que los gatos pueden llegar a causar es una cuestión muy difícil de resolver, pues depende de varios factores como el acceso al aire libre, el hábitat en el que viven, la disponibilidad de alimento y refugio, la densidad de individuos o su relación con las personas, entre otros.
En este contexto surge el proyecto «Feral Cats». Su objetivo es estudiar el grado de inmersión en el medio natural y rural de los gatos domésticos, ya sean individuos con acceso al exterior provenientes de viviendas o gatos callejeros y/o asilvestrados. De esta manera, se pretende estimar el nivel de solapamiento con otras especies y la potencial presión de depredación que ejercen mediante la recopilación de datos sobre sus áreas de campeo, su dieta, sus capturas y sus interacciones.
Un proyecto de ciencia ciudadana
En el mundo tecnológico y conectado en el que vivimos, formar parte de un proyecto de investigación nunca había sido tan fácil. La ciencia ciudadana permite, entre otras cosas, generar y recopilar un volumen de datos a una escala que de otra manera no sería posible porque requeriría de un esfuerzo de muestreo inasumible. La participación de las personas en este proyecto es de vital importancia para maximizar el número de individuos y ambientes estudiados. Los voluntarios podrán conocer con mayor detalle los hábitos de sus gatos a la vez que toman partido en una cuestión tan compleja cómo es la relación del gato doméstico con nuestros ecosistemas.
